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Carpe Diem

Dado que no hemos aplicado las medidas de barrera y distanciamiento social a tiempo o estas no han sido suficientes, nos vemos en una situación peligrosa para nuestro sistema de sanidad y por lo tanto, afrontamos un riesgo para nuestra salud. Espero que en algún momento todos sin excepción entiendan que no se trata de temer a un virus, sino a sus consecuencias para nosotros y sobre todo para aquellos que están en inferioridad de condiciones. Hay que seguir tratando de frenar los contagios y escalonar los casos para no colapsar los hospitales y poder dejar paso a los casos graves cuyas vidas dependerán del tratamiento y de la lucha que pueda aguantar ese cuerpo.

Creo que la clave es tener presente que se trata de una situación temporal. Uno, dos, tres meses ¿qué son en toda una vida?

Una vez entendido esto, es necesario seguir las medidas de confinamiento para que el avance del virus sea lo más lento y controlable posible. Estamos obligados a estar en nuestras casas, con nuestros hijos o con nuestra pareja o con nosotros mismos y creo que para muchos esto es un reto. Supongo que cuesta crear una rutina tolerable y dejar de pensar en que uno no puede salir de donde está. Creo que la clave es tener presente que se trata de una situación temporal. Uno, dos, tres meses ¿qué son en toda una vida?


Se puede anular el agobio inicial y dominar la dosis de ansiedad inevitable, porque como muchos decimos, esto es una gran oportunidad para hacer lo que nunca hacemos; por falta de tiempo o por falta de ganas. Ahora podemos deleitarnos u obligarnos a ello. Es hora de aplicar el verdadero “carpe diem”, es decir, sacar el máximo partido a las circunstancias en las que estamos. No hagamos trampa y digamos locuras como “pues yo prefiero morir que vivir sin fútbol o sin ir al cine”.


La filosofía que habla de aprovechar el tiempo se refiere al momento presente, no el que nos gustaría o el que anhelamos, no. El presente, sin más ni menos. Esto implica valorar las cosas buenas que tenemos en frente de nuestras narices y disfrutarlas al máximo porque son efímeras; ya que todo cambia, todo evoluciona y si nos lo perdemos, nos arrepentiremos. Este es el mensaje original. Pero si vamos un paso más allá, descubriremos que la misma filosofía nos sirve para gestionar las cosas no tan buenas que nos ocurren.

Se trata de detectar y aferrarse a cualquier cosa positiva que nos ofrezca el reto y de centrarse en el hecho de que también pasará.

Cuando atravesamos momentos difíciles que nos cabrean, indignan, avergüenzan, entristecen o duelen nos ponemos a prueba. No se trata de vivirlos intensamente, sino de aprender todo lo que podamos de ello. Se trata de detectar y aferrarse a cualquier cosa positiva que nos ofrezca el reto y de centrarse en el hecho de que también pasará.


Cuando leo prensa, comentarios o posts de personas que todavía reaccionan a esta situación a la defensiva, declarando a los cuatro vientos que ellos controlan, que el confinamiento es exagerado, que no es justo que nos limiten las alegrías de la vida; yo veo a personas que aún no están a la altura de las circunstancias. Ya sea porque no han tomado conciencia de ello o bien porque no han encontrado la fuerza para entender que efectivamente toca reprimirse muchas cosas y encontrar maneras tal vez nuevas de entretenerse y vivir con uno mismo.


Entiendo que quedarse en casa es una pesadilla para muchos, pero no entiendo la resistencia a encontrar remedios, soluciones al aburrimiento y la angustia. No comprendo el empeño en darle vueltas a la idea del confinamiento, la idea de la prohibición. No sé por qué se condena la situación, se cuestiona y se pone en duda una y otra vez. Las prohibiciones incitan al incumplimiento, así que mejor nos centramos en la necesidad absoluta real y alejamos de nuestra cabeza la obligación. Me gustaría que todos entendieran que ahora la situación no puede ser otra. Creo que periodistas y otros creadores de texto como escritores, bloggers, twitteros e instagrammers deberíamos centrarnos más en ayudar a estas personas ofreciendo propuestas.

No hace falta morir, lo que hace falta es prevenir con todas nuestras fuerzas para poder seguir tomándonos una cerveza cuando queramos, durante muchos años más.

Al final, hay tantas cosas que hacer que no acabaríamos aunque la cuarentena durase tres años en lugar de tres meses. No estamos viendo las cosas buenas que tenemos delante y esto es lo que debería preocuparnos a todos, porque mientras algunos creen que el carpe diem es beber la última cerveza para morir feliz, se les escapan otros muchos placeres. No hace falta morir, lo que hace falta es prevenir con todos nuestros recursos para poder seguir tomándonos una cerveza cuando queramos, durante muchos años más.


Soy una tortuga escribiendo, pero escribo mucho, así que sigue sin sobrarme el tiempo ahora. Sin embargo he pensado unas cuantas propuestas. De repente me entran ganas de llamar por teléfono a mi familia y amigos para pasarme horas sin mirar el reloj, con la única preocupación de saber cómo están y cómo no están.


No soy muy habilidosa, pero me pondría a hacer manualidades. Me gustaría aprender a coser y me encanta hacer scrapbook. La jardinería es una opción que relaja la mente y no suele traer complicaciones; más allá de acordarte de que tienes nuevos seres vivos en la ventana, que necesitarán que les alimentes.

Ampliar nuestra formación siempre es positivo.

Tengo una lista de cursos online pendientes de hacer. Hay muchas plataformas que funcionan muy bien y tienen una gran oferta formativa ofrecida por grandes universidades. Recomiendo futurelearn para cursos online en inglés y “coursera para MOOCs en castellano. Ampliar nuestra formación siempre es positivo y puede empujarnos a hacer un cambio de profesión. Ahora, muchos tienen tiempo de considerar esta opción y darse un paseo por las ofertas de trabajo que les interesen o que alguna vez hayan imaginado. Se aprenden cosas muy útiles en este proceso.


Aunque tal vez por encima de todo esto, este sea el momento de iniciar nuevos hábitos que se alarguen en el tiempo y nos lleven a una mejor vida cuando este capítulo de nuestra historia llegue a su fin. Sería un acto extraordinario que aquellos que no hacen deporte se lanzaran a iniciar rutinas de gimnasia en casa. Con mucho cuidado y buscando instructores profesionales en Internet. Yo recomendaría aquellos que proponen un calentamiento antes de empezar y una sesión de estiramientos al final. De esta forma no nos arriesgamos a una lesión (es el peor momento de hacernos daño). Así que, si los vídeos no contienen ambas partes y no se domina el tema, mejor seguir buscando hasta dar con el más apropiado.

Este puede ser el momento de iniciar nuevos hábitos.

Otro nuevo hábito o experimento consistiría en llevar una alimentación vegetariana. Es un buen momento para reducir el consumo de carne. Se pueden buscar las razones por las que esto es positivo e investigar las maneras de llevar una dieta equilibrada, prescindiendo de la carne y el pescado. Hay muchos nutricionistas fiables en Internet para informarnos y aprender a comer de otra manera que nos beneficia a todos y no nos priva de delicias para nuestro paladar.


Hablando de comida, aprovecho para proponer el reto de “cero desperdicio”. Somos criminales cuando tiramos comida a la basura. Ahora, ante la locura de algunos por el sobreabastecimiento, sugiero la cordura del cálculo. Se trata de planificar la lista de la compra, acorde con los menús de la semana. Prestando atención, podemos ser creativos para salvar al pobre pimiento verde que quedó solo en el fondo del cajón de la nevera. No es difícil, pero requiere un poco de tiempo para decidir el plan. El resto viene solo.

Cuando empecemos a salir de esta situación, tendrá mucha relevancia lo que escojamos comprar y lo que no.

Tal vez nos demos cuenta de que necesitamos menos de lo que gastamos. Si es así, podríamos racionalizar nuestro consumo de alimentos (y también de otras cosas). No por teorías conspiranoicas, sino por el simple hecho de que podemos reducir nuestro consumo y seguir siendo felices. Cuando empecemos a salir de esta situación, tendrá mucha relevancia lo que escojamos comprar y lo que no. Ahora tenemos tiempo para fijarnos en las etiquetas de las cosas, en el origen y en el material de envasado. Podemos buscar alternativas a lo que más contamina y modificar nuestra compra para que sea responsable. A largo plazo, ahorraremos, generaremos menos residuos y seguiremos contribuyendo a la mejora del medio ambiente.


Por último, sabemos que hacemos miles de fotos cada semana; tantas que escapan a nuestra capacidad para volver a verlas. Sin embargo, aquellos que encuentran ahora ratos libres pueden dedicar un ratito a viajar por sus buenos recuerdos. Porque para eso son las fotos, para revivir, para volver a sentir momentos que un día decidimos guardar con cariño.

No hablo de intentar borrar errores, sino de dejar atrás lo que no necesitamos, lo que ya hemos aprendido y ya no nos sirve.

Pasear por nuestras vivencias también nos permite reinterpretar, revalorar, ganar perspectivas y crecer. Poder borrar aquello que hoy nos parece insignificante es un pequeño acto simbólico a nuestro alcance. No hablo de intentar borrar errores, sino de dejar atrás lo que no necesitamos, lo que ya hemos aprendido y ya no nos sirve. Es una buena idea hacer espacio a nuevas miradas que están por llegar. Sin duda, nuevos horizontes aparecerán y con ellos, nuevas metas. Creo que es una buena manera de prepararse para un nuevo comienzo.


Pararse a pensar en las mejoras que nos gustaría mantener más allá de los días de confinamiento es un buen ejercicio. Muchas personas habrán descubierto las ventajas del teletrabajo. Se ahorra en transporte, se estrechan las relaciones con quienes convivimos, se puede comer más sano en casa, nos apetece buscar otras maneras de socializar, tenemos más tiempo para leer sin estar pendientes de pasarnos la parada y más tiempo para hacer deporte. La cuarentena es la excusa perfecta para pensar en lo que queremos mejorar en nuestra vida y en el mundo que compartiremos a partir de ahora.


Espero que nadie se rinda ante la dificultad, porque todos seremos protagonistas en el próximo capítulo. Debemos estar preparados y dispuestos. Hay una actividad esperando a ser descubierta y disfrutada por cada uno de nosotros. Utilicemos el tiempo y las posibilidades que tenemos entre manos. Ahora y siempre. No nos arrepentiremos. Carpe diem.


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