Desde el principio y durante la pandemia causada por la enfermedad COVID-19, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo varios discursos institucionales. De todas sus palabras han quedado en la memoria de la población dos expresiones: el Gobierno dará ayudas y pagará cueste lo que cueste y estamos en guerra.
Sin embargo, no se sale de una crisis mundial solo con dinero. Resolver cualquier gran desafío cuesta sacrificios, votos, responsabilidades individuales y colectivas y líneas de acción diferentes a las que nos han llevado al problema. Y no estamos en guerra contra un virus, estamos atacando a este planeta y a sus habitantes como si nos estuviera matando él a nosotros. En todo caso, estamos haciendo una guerra unilateral. Los políticos más poderosos dan la espalda a la mayoría de sus ciudadanos y ciudadanas relativizando el problema medioambiental y no se atreven a tomar medidas drásticas que podrían mejorar nuestro porvenir y el de futuras generaciones. Siguen hablando de economía y de crecimiento.
Por este motivo demuestran no estar a la altura y si ellos no lo están, tendremos que hacer el trabajo nosotros y nosotras. Antes de nada, deberíamos plantearnos una serie de preguntas: ¿Nos conviene seguir apoyando a todas las empresas, beneficien o no a la sociedad y al medio ambiente? ¿Sigue siendo aceptable el enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de la mayoría? ¿Debemos exigir un debate honesto sobre qué negocios son éticos para decidir si deben continuar o no?
¿Y qué sucede con nuestra manera de relacionarnos con el resto de especies? ¿Estamos de acuerdo con seguir criando a millones de animales para matarlos con el único objetivo de satisfacer una serie de preferencias gastronómicas? No debemos olvidar cómo apareció el coronavirus SARS-CoV-2. Este virus se originó en un animal que probablemente sea el visón, pero todavía no se ha podido confirmar, y pasó a los seres humanos a causa de la explotación animal, una práctica de negocio que necesitamos seguir cuestionando.
Este artículo está publicado en Infoanimal, en el diario El Salto. Clica aquí para seguir leyendo...
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