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Reflexiones 3


Hace unos días, el 9 de noviembre, Alemania y en cierta medida el resto del mundo celebramos el 30º aniversario de la caída del muro de Berlín. Es obligado dedicar un rato a reflexionar sobre la existencia de un muro que se construyó en el 1961 y se mantuvo en pie durante 28 años. No sólo es necesario saber con qué intenciones se hizo, ni qué funciones tenía, sino también y sobre todo es importante saber las consecuencias que tuvieron su existencia y su derribo. Me parece un ejercicio interesante porque se trata de un hecho histórico lleno de contradicciones, injusticias, frialdad moral, secretismo, muerte y manipulación. Dentro de este análisis, me gustaría hacer un apunte a favor del comunismo. A menudo se demoniza al enemigo en lugar de aprender de él y reconocer sus virtudes cuando las tiene. No sólo se trata de luchar contra algo, sino de entenderlo (sin necesidad de estar de acuerdo). Sólo recordaré que algunas medidas sociales de las que disfrutamos en Europa hoy son legado comunista: la asistencia sanitaria universal y el acceso a la educación garantizado (al menos de primaria).

Por otro lado, está muy bien sentir vergüenza por las absurdidades graves que hemos hecho a lo largo de la historia, como la construcción de este muro, pero como bien se expresa en el artículo referido abajo, debemos ser críticos también con el presente y no esperar a que sea pasado para condenarlo. Somos responsables de lo que sucede ahora y en adelante. No ignoremos los hechos, no miremos tanto hacia atrás cuando tenemos nuevos enemigos respirándonos en la nuca. Me quedo con las palabras del Presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier: “El Muro ya no está, pero hay nuevos muros en nuestro país, muros de la frustración, de la rabia y del odio; esos muros que nosotros hemos construido somos nosotros quienes tenemos que abatirlos”. Y tomo nota de la declaración de la canciller Angela Merkel: “Ningún muro es tan alto y tan ancho que no se pueda romper”. Estos mensajes suenan muy bien, pero sólo cobrarán sentido completo cuando se hagan realidad.

También adjunto un artículo sobre el vergonzoso, pero lucrativo negocio de los muros que demuestra cierta hipocresía de todos los políticos de la Unión Europea que han celebrado la caída del muro de Berlín. Por lo visto “Desde 1990, los países de la UE han erigido 1.000 kilómetros de muros terrestres, el equivalente a seis muros de Berlín” para frenar la llegada de personas desplazadas”. Sin duda hay que debatir y encontrar soluciones a la “crisis migratoria” en lugar de crear dificultades y añadir más tortura al camino que miles de personas se ven forzadas a tomar.

Para quien lea en inglés, recomiendo este artículo de Daniel Trilling en el diario The Guardian. Es de 2018, pero creo que las cosas no han cambiado demasiado.


Un caso de brecha salarial entre hombres y mujeres presentadores de la BBC llega a los tribunales con el apoyo del sindicato de periodistas británico (National Union of Journalists). Celebro que se publique esta noticia y se haga eco en el mundo. En principio nadie está muriendo como consecuencia directa de esta brecha salarial o sí, pero son casos que no se reportan por falta de medios o porque los medios no están tan interesados por el colectivo afectado. En cualquier caso, es un tema que merece toda la atención que se le pueda dar. Cada paso al frente y/o adelante es de admirar y de agradecer en una lucha imparable.


A raíz de una entrevista a Bill Drayton en El País Semanal, he descubierto su fundación, la red de emprendedores Ashoka. Al parecer está entre las 5 mejores ONGs del mundo. Desde luego, admiro su filosofía changemaker: “Ashoka apuesta por una sociedad en la que todas las personas descubran su potencial para mejorar el mundo y se sientan con la capacidad para lograrlo con éxito”.


Para acabar hoy estas reflexiones, elijo aprender un poco más sobre el lirón que vive en nuestros bosques. Están iniciando su hibernación y es un buen momento para conocer los detalles físicos que la hacen posible en un mamífero roedor tan chiquitito como extraordinario. Conociendo ahora los lugares donde probablemente podría haber encontrado un hogar un lirón, estaría bien que cuando vayamos al bosque no moviésemos ni cogiésemos troncos con agujeros que podrían hospedarle.


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