Ha fallecido Katherine Johnson, una de las científicas que trabajaron para la NASA en el proyecto de llevar a un hombre a la luna. No solo es una noticia importante porque esta mujer se abrió camino y luchó contra todas las barreras sociales que le impusieron por ser mujer y afroamericana. Es también importante porque nos recuerda la discriminación y el desprecio injustificados que todavía hoy sufren muchas mujeres en el mundo. Deseo que como Katherine Johnson, todas ellas encuentren la fuerza para llegar hasta donde quieran llegar.
Me gustaría comentar una cosa más sobre el titular. Sé que es una forma de hablar que hemos adoptado y que el paso de Neil Armstrong sobre la Luna representó a toda la humanidad, que su logro fue el de todos, tal y como expresó él mismo. Pero no hay que olvidar que literalmente fue un hombre quien llevó a cabo tal misión, y que nadie remotamente en aquel momento se hubiese planteado meter a una mujer en la nave. Esta realidad ha cambiado y hoy hay mujeres astronautas. Sin embargo, he creído necesario quitar la capa de políticamente correcto que lleva “humanidad” en este caso, porque conviene no olvidar nuestro pasado.
Un artículo claro y bien documentado que muestra las catastróficas consecuencias del cambio climático en África. Millones de personas están sufriendo más que nunca. No solo estamos lejos de eliminar la hambruna, sino que está creciendo debido al aumento de la sequía en algunas zonas. Sabemos que cambiando hábitos alimenticios podemos marcar la diferencia y tenemos datos concretos sobre lo que está sucediendo y sus causas. Estamos a tiempo de actuar.
Una investigación concluye que Plácido Domingo tuvo una conducta sexual inapropiada y abusó de su poder en los años 2000. Cuando le acusaron de esto hace unos meses lo negó absolutamente todo. Ahora no solo acepta toda responsabilidad, sino que dice entender a las víctimas.
Además, Harvey Weinstein ha sido condenado por violación y delito sexual.
Uno diría que el mundo está cambiando y hay espacio para denuncias de comportamientos inadecuados, abusos y hasta delitos sexuales que desgraciadamente pueden sufrir en su mayoría mujeres, en situaciones sin testigos. Estas condenas nos demuestran que se pueden cambiar las cosas y por eso nunca debemos dejar que nadie nos intimide, nos silencie o utilice su poder para humillarnos; seamos hombres, mujeres, transexuales, niños o no humanos.
París está en plena campaña electoral y el candidato del partido LREM se ha retirado tras publicarse un vídeo que prácticamente nadie ha visto, pero casi toda la prensa ha comentado repetidamente. Se han limitado a decir que el vídeo es “de carácter sexual”. Pero esto no es lo que más ha llamado mi atención, sino la manera de tratar el tema. Se ha condenado este tipo de filtraciones porque dejan al descubierto la vida privada de las personas. Se ha hablado del “peligro” de las redes sociales por la facilidad que permiten para difundir este tipo de vídeos humillantes, sin permiso de publicación. Benjamin Griveaux se ha ido por la puerta de atrás, como alguien que ha traicionado sus propios principios sin tener siquiera el valor de reconocerlo (sus declaraciones no son una disculpa hacia nadie). Y los demás políticos le han apoyado por verlo como la víctima de una “violación de su intimidad”.
Sin embargo, hay muchas personas desconocidas que son víctimas de este tipo de “ataques” y no tienen quien las defienda. Son personas que han sido traicionadas por alguien en quien confiaron y volverá a suceder, ya que volveremos a confiar en otros. Por eso no dejo de pensar en una manera de acabar con esto. Limitar el contenido de las redes no se me pasa por la cabeza, así que lo mejor que se me ocurre es dejar de escandalizarnos, dejar de dar tanta importancia a un vídeo de contenido sexual. Solo si paramos de convertirlo en un protagonista de nuestras noticias, en una esponja que absorba nuestro interés, dejará de ser usado como un ataque. Destruyamos estos ataques ignorándolos, desprestigiándolos, poniéndolos en duda. Sin víctimas, sin dramas, sin ridiculizaciones. No cliquemos, no comentemos. Dejemos que pasen desapercibidos.
Comments