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Reflexiones en pandemia 6

Además de conocer las recomendaciones de expertos sobre cómo salir del confinamiento, también podemos empezar a leer análisis de la gestión de la pandemia, en diferentes países y zonas, sobre todo del inicio o la llegada de esta. Es ahora cuando se empiezan a tener detalles, información contrastada, reposada y lista para lijar. Este artículo sobre Bérgamo, de Alba Sidera debería ocupar nuestro tiempo y mente. Todos deberíamos conocer los hechos expuestos en él y recordarlos cuando nos fallen las fuerzas para cambiar el mundo que viene. Son hechos espeluznantes que cuestan de creer y de aceptar, pero demuestran hasta qué punto había llegado el sistema capitalista antes del parón. Por un lado, cientos de empresarios tuvieron más poder que muchos políticos para conseguir no cerrar sus fábricas cuando en 5 días habían pasado de 2 a 110 infectados por Covid-19. Sin tomar medidas, con la sola preocupación de no perder dinero, obligaron a sus empleados a seguir trabajando jugándose su vida (y perdiéndola). Por otro lado, hay que remarcar que lo hicieron sin ocultarse, con campañas en las redes sociales como “#YesWeWork” y sin dificultad u oposición, con slogans como “Bergamo no se detiene”. Por último, cito: “El 30 de marzo, a pesar del decreto de cierre de “todas las actividades productivas no esenciales”, había 1.800 fábricas abiertas y 8.670 infectados oficiales en la zona”. Muchos empresarios encontraron las grietas del decreto para mantener su producción en marcha. Las muertes en la zona en el mes de marzo aumentaron un 400% respecto al año anterior. Val Seriana nunca fue declarada zona roja, a pesar de haber tenido más fallecidos por coronavirus por habitante de Italia y de Europa. Dejo estas tres observaciones junto con unas cuantas preguntas para la reflexión tras leer el artículo:

¿Por qué vale más el dinero que la vida de las personas? ¿Por qué nadie intervino para detener a estos empresarios? ¿No vamos a pedir responsabilidades? ¿Van a seguir con su actividad las fábricas, a manos de personas culpables de las muertes evitables de miles de personas? ¿Vamos a dejar que se vuelva a imponer un capitalismo tan extremo que da poder a empresarios, capaces de poner en riesgo la vida de miles de trabajadores, familiares y ciudadanos?

Hacerse preguntas, aunque no tengan respuesta o nos cueste aceptarla es siempre saludable e incluso diría que necesario. La editorial del diario Contexto y Acción que recomiendo, presenta Preguntas para después de una pandemia. Creo que plantea una serie de reflexiones, hechos y datos a tener en mente a partir de ahora; cuando muchos intentarán evadir respuestas o tergiversar información.

En el artículo Después de las ruinas Bernardo Gutiérrez reflexiona sobre el futuro de los espacios vacíos e inútiles, diferencia entre lo que es un espacio y lo que es un emplazamiento y presenta el concepto de “no-lugar”. Además, considera varias alternativas que invitan a tratarlos, modificarlos, reconstruirlos o destruirlos a partir de este momento. Propone dar preferencia a una arquitectura y a una estética lo más sostenible y respetuosa posible con el medio ambiente y con el resto de especies. Hace referencia a la organización Adbusters, que defiende un punto de vista anticonsumista y en el libro Guerra de Memes. La destrucción creativa de la economía neoclásica, propone “un dinero del futuro que refleje el paso de la mentalidad antropocéntrica a la ecocéntrica, de la individual a la comunal, de la política a la espiritual, del cemento a la naturaleza”. Me parece que el artículo resume muy bien nuestro deber de re-pensar esquemas, valores, conceptos, la utilidad y la necesidad de las cosas. Es hora de sopesar lo que hacemos y cómo lo hacemos. En definitiva, debemos diseñar una nueva manera de “estar en el mundo”.

Por último hoy, recomiendo la lectura del artículo La pandemia mata a los pobres, la desigualdad todavía matará a más, de Joan Benach. Está muy bien documentado, con citas a libros muy aconsejables, y da un repaso a las previsiones sobre posibles pandemias que se han hecho desde los años 1980. También hace un buen análisis sobre las causas de la crisis sanitaria, económica, social, ética y filosófica que sufrimos. Por último, señala la desigualdad como la verdadera enfermedad global que causa prácticamente todas las muertes evitables en el mundo. Advierte que es necesario un cambio social radical para acabar con ella; o de lo contrario otras pandemias y crisis peores que esta llegarán y con ellas, más muertes evitables. Estoy de acuerdo.


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