El día 8 de abril, la organización Cruelty Free International hizo pública una investigación llevada a cabo en el laboratorio de experimentación animal Vivotecnia, en Madrid. Gracias a esta, salieron a la luz las prácticas vejatorias, el maltrato y la crueldad que pueden tener lugar en las instalaciones de este tipo de empresas. El laboratorio fue denunciado y obligado a cesar su actividad mientras las autoridades realizan su propia investigación.
Gran parte de la sociedad condenó las acciones expuestas. Se organizaron alrededor de 20 manifestaciones en varias ciudades del estado español durante dos fines de semana para exigir la liberación de los animales. Cientos de personas acudieron a las protestas y consiguieron hacer visible la indignación y la voluntad de luchar por los derechos de los animales. Gracias a la difusión de los hechos a través de las redes sociales y gracias también a la cobertura mediática de la noticia, se ha cuestionado la supuesta necesidad de experimentar con animales en laboratorios.
Puede que el ensañamiento revelado en el vídeo de Vivotecnia no se dé en todas partes, pero es innegable que la experimentación animal implica sufrimiento y que las condiciones de bienestar son inaplicables. No hay manera de hacer enfermar o padecer una dolencia física o psicológica a un animal sin que este sufra. Los animales son conscientes de todo lo que les sucede; sienten dolor, se estresan, se alegran, se entristecen e incluso son capaces de dejarse morir ante situaciones que ya no pueden aguantar más. Se sabe de gatos en protectoras que no superan un abandono, no se adaptan a su espacio y dejan de comer arrinconados y hundidos en una depresión letal.
Este artículo está publicado en Infoanimal, en el diario El Salto. Clica aquí para seguir leyendo...
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