- Buenas, Julio, ¡por fin nos reunimos! ¿Cómo está?
- Bien, Sr. Hernández.
- Bueno, vamos a ver. Vayamos al grano. Enséñeme los gráficos y los resultados de la analítica, por favor...
- Aquí los tiene, pero antes de mirarlos, deberíamos discutir algunos temas...
- No se imagina cómo he esperado este momento. Déjeme ver y luego hablamos...
- Está bien, todos suyos...
...
- Un momento... ¿Esto es lo que habéis conseguido en un mes?
- Sí.
- ¡Es impresionante! ¡Menudos números...!
- Sí, a nosotros también nos sorprenden los datos.
- O sea, llevan un mes comiendo el pienso con las nuevas modificaciones y ¿han crecido un 35% aun sin estar en periodo de crecimiento?
- Exacto.
- Bueno, ¿entonces a qué viene esa seriedad en su cara? El objetivo era que aumentaran un 28% su peso y estos resultados demuestran que el animal no sólo ha ganado peso, sino que ¡ha crecido en masa muscular, en grasa y hasta sus huesos muestran un ligero desarrollo!
- Sí. Nuestros pavos han crecido tres centímetros por encima de la media con este pienso. Su cuerpo es más grande y sus muslos aún son más voluminosos y fibrosos.
- Me parece perfecto. Sigamos en esta línea entonces.
- Pero, ¿no cree que deberíamos hablar?
- Después de ver los resultados, no sé qué queda por decir, García.
- ¿Ha visto la gráfica número 14?
- Veamos...la 14... Sí, aquí está. Sí, la he visto.
- Y ¿no le parece una anomalía relevante?
- Después de lo que hemos tenido que hacer para llegar a estos resultados, no me parece relevante, no.
- ¿Usted cree que un pavo con la cabeza cinco veces más pequeña que la de sus semejantes, sin ojos y sin oídos, puede vivir?
- García, ¿ahora no me va a venir con miramientos y arrepentimiento? ¿Ahora vamos a hablar del estado del animal? “Poder vivir”, a la vista está que puede vivir. La gráfica indica constantes vitales aceptables. Pero vamos a ver, si lo que quiere es pararse a pensar en lo que siente el animal, me voy mosquear... Después de todas las pruebas, tests, experimentos que han tenido que pasar sus predecesores... ¿Ahora me está pidiendo que recapacitemos sobre cómo le afecta al animal lo que nos proponemos? Sinceramente no esperaba que a estas alturas adoptase una perspectiva tan improcedente en estos momentos... ¿Llega demasiado tarde, no cree?
- Creo que todo el mundo tiene derecho a equivocarse y por supuesto a enmendar sus errores.
- ¿Errores? ¿Equivocarse? ¿Es que no quiere salvar vidas? Por favor, controle sus pensamientos. ¿No hay gente que muere de hambre en el mundo?
- Sí, claro, per...
- ¡Pero nada! Somos una empresa solidaria volcada en encontrar la manera de alimentar con poco, al máximo de personas. Trabajamos para reducir el impacto ecológico, abaratar costes y abastecernos con escasos recursos; todo con el propósito de conseguir los máximos beneficios para todos. ¿No era este el objetivo con el que usted inició este proyecto?
- Sí...
- ¡Pues no ha cambiado absolutamente nada! Bueno sí, que lo estamos consiguiendo... ¡Piénselo y céntrese! Con la mitad del número de pavos vamos a alimentar al doble de gente. ¿No es un auténtico logro?
- Vamos a ver, yo creía que se trataba de mejorar una raza de pavos, hacer que su carne fuese más nutritiva. Pero no de crear un animal inválido, dependiente y condenado a...
- ¿Condenado a salvar vidas?
- Condenado a salvar vidas humanas, sí... Aunque no sé si “salvar” sería la palabra...
- ¿Estás diciendo que dejarías que miles de personas murieran de hambre?
- No, claro que no. Pero estoy seguro de que se pueden salvar vidas de otras maneras. Gracias a nuestros pavos habrá muchas personas que puedan alimentarse y no morir de hambruna. Pero estas mismas personas se ven amenazadas por otros factores que ponen en riesgo su supervivencia. Por lo tanto, nuestros pavos ni siquiera salvan vidas, simplemente eliminan una de las causas de muerte...
- Otros factores, otros factores... ¿Te refieres a enfermedades? Tranquilo, que ya estamos desarrollando otro proyecto para medicar a nuestros pavos, para que transmitan anticuerpos y otras sustancias que mejoren la capacidad inmunológica de nuestro cuerpo, mediante la ingesta de su carne.
- ¡¿Qué?!
- Como lo oyes. Hay un laboratorio que me ha asegurado que puede llegar a cubrir alrededor del 25% de enfermedades.
- Pero, ¿usted no se para a pensar en lo que estamos haciendo?
- Sí, claro. Estamos participando activamente en un proyecto para salvar vidas.
- No, Sr. Hernández. Estamos creando un ser aberrante, modificado genética y químicamente según nuestro criterio y para unas necesidades poco claras.
- Uy...me estoy poniendo nervioso... ¿Tengo que recordarle que fue idea suya retirar material genético? ¿Acaso no fue usted quien propuso retirar los ojos y los oídos de la cabeza del animal?
- Sr. Hernández, por favor, ¡no me lo recuerde! Lo hice con la intención de eliminar sufrimiento a un animal que vive para morir. No puedo soportar la idea de que condenemos a miles de pavos a pasar una existencia maldita, hacinados en espacios ridículos, donde según lo que ven y oyen, toman conciencia de su estado, de sus carencias y de su condena. Sobre todo quería ahorrarles sentir el miedo al saber donde están y contagiarse el malestar que oyen de unos y otros en la misma situación. Sólo quería ayudarlos...
- ¿Ahora no se pondrá a lloriquear? ¡Menuda nenaza! Esto no es un trabajo para sensibleros y lo sabía desde el principio. ¡No me venga con la carta de la ingenuidad, porque no va a colar!
- Le ruego que no me insulte y mantenga las formas. Estoy seguro de que en el fondo, me está entendiendo perfectamente. Veamos, respóndame con sinceridad, por favor. ¿Usted puede mirar a nuestros pavos y seguir con su día a día tan normal? Ahora son crías, pero cuando crezcan, veremos nuestros errores reflejados en un tamaño descomunal. ¿Está usted preparado para enfrentarse a ellos?
- García, al final me voy a cabrear. ¿Qué le pasa de repente? Las formas y la apariencia no lo son todo, ¿o sí? Mire, si lo que le molesta es la apariencia, ¡no mire a las pobres bestias! ¡Corazón que no ve, corazón que no siente, hombre! Pero no me venga ahora a cuestionar lo que hemos conseguido...
- ¡Pues sí que lo cuestiono! ¡Porque ahora lo he visto! Lo he visto y no puedo ignorarlo, no lo puedo olvidar. ¡Tengo la imagen grabada en la cabeza! No puedo pensar en otra cosa... Es lo único que veo cuando cierro los ojos...
- Uy, si me permite le diría...escuche...váyase con tu novia un rato y verá cómo podrá ver otras cosas...je je je...
- ¡Por favoooor, le exijo seriedad! ¡Escúcheme! Una cosa es plantear la idea, estudiarla en un plano teórico y otra es pasar a la práctica. De acuerdo, hemos pasado a la práctica, pero le pido por favor que reconozca la gravedad de nuestros errores. Pensé que anulándoles la vista y el oído, les ayudaría a sobrellevar su situación, pero sólo ha hecho que aumentar su desesperación. ¿Acaso no los ha oído chillar?
- Sí, sí que los he oído. De momento los encargados de alimentarlos y limpiar las instalaciones llevan cascos de protección. Quería hablar de esto la semana que viene, pero se lo avanzo. Queremos que la siguiente modificación genética consista en privarles del órgano vocal, los queremos sin siringe.
- ¿Pero qué dice? ¿Esa es su solución? ¿Crear pavos sin ojos, sin oídos y sin siringes? ¿Por qué sigue mintiéndose a sí mismo? ¿o es que no se entera? ¿Usted cree que un animal puede vivir privado de cualquier capacidad de expresión?
- García, no quiero poner en duda sus conocimientos, pero ¿usted no cree que el movimiento es un modo de expresión? Nuestros pavos se van a poder mover con libertad...
- Creo que una de dos: o es usted incapaz de reconocer la realidad o desea tomarme el pelo. ¿Considera que un metro cuadrado es suficiente espacio físico para que un ser de un metro de longitud se mueva con libertad?
- Vamos a ver, con libertad me refiero a que puede girarse para comer y girarse para defecar y orinar. Cubrimos las necesidades básicas de nuestros pavos.
- Nada, parece usted incapaz de entender lo que le estoy diciendo...
- Mire, García, ¡basta ya de tanta charla y déjese de análisis de conciencia innecesarios! Se lo voy a decir bien claro: ¡Que no puede usted salir de esto ahora! ¡Que ya está en marcha! Con usted o sin usted, ¡esto sigue adelante!
- No, ¡no si puedo evitarlo! ¡No pueden obligarme a trabajar! No pueden hacerme investigar lo que no me da la gana de investigar. Y la decisión está tomada. Si usted no quiere abrir los ojos, rectificar y deshacer parte del camino, le presento inmediatamente mi dimisión.
- Uf, cómo me alegro de que haya un contrato de por medio.
- Sí, llegados a este punto, un contrato siempre facilita el mal trago de la despedida.
- Sí, sobre todo la cláusula 11.4, donde se especifica que todas sus fórmulas de modificaciones genéticas que hayan sido aprobadas y aplicadas en nuestros pavos pasan a ser propiedad de la empresa.
- Sí, sí, lo sé. Hasta aquí hemos llegado.
- Espero que también recuerde la cláusula 15.6 que le obliga a una confidencialidad absoluta de por vida.
- Por supuesto, Sr. Hernández. Lo único que quiero es mirar hacia otro lado, para poder olvidar y vivir tranquilo.
- En ningún momento hemos considerado su despido. Bien al contrario, es usted altamente valorado y se lo demostramos concediéndole todas las condiciones laborales que usted nos ha solicitado, a lo largo de los diez años que lleva con nosotros.
- Lo sé. Estoy muy agradecido por el trato recibido.
- Le deseo lo mejor, García. Le dejaría la puerta abierta para que volviera, pero sé que no lo hará.
- No. Como ya le he dicho, lo que quiero es olvidar.
- Sí. Es usted el quinto que veo pasar por este departamento en 30 años y nadie vuelve.
- Bueno, paciencia. La cosa es avanzar, ¿no?
- Exacto, García, ¡esa es la actitud!
- ¿Seguro?
- ¿Por qué iba a ser otra?
- Por la misma razón por la que me marcho.
- ¿Y por qué cree que alguien querrá ocupar su lugar y lo hará en unos días?
- No lo sé. He dejado de entender el mundo.
- Bueno, pues que le vaya bien, García. Tengo que dejarle. Cuídese, ¿de acuerdo?
Adiós, Sr. Hernández.
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